el_que_no_esta
Amor de Cuento
Había una vez, en un reino muy muy lejano, una bella doncella, la más bella del reino, irradiaba alegría y deleiaba a todos con su belleza; un buen día, la doncela se encontraba paseando por los amplios jardines del palacio, cuando derepente escucho un croar proveniente de un pequeño estanque que estaba cercano, se acercó sigilosamente para ver al sapo que ahí residía y al verle sorprendida quedó, pues éste sapo le guiñaba un ojo, descosiertada, se preguntó que si lo que acababa de contemplar había sido verdad, cuando el sapo le brincó en la palma de la mano y le dijo, -No te asustes hermosa, que es verdad, te he guñado un ojo, pues me gustas mucho...
La princesa no lo podía creer pues jamás había conocido un sapo que hablara, pero movida por su curiosidad, se sentó a platicar con el sapo, y así pasaron muchas tardes los dos alegremente conversando... las tardes se hicieron días, los días semanas, y las semanas dieron paso a los meses, cuando el sapo le confesó un secreto a la princesa, éste sapo, no era de cuento, el no se transformaría en príncipe azul jamás, la doncella no le dio importancia, pues ella creía que los principes azules no existían, pero para ella, que ya comenzaba a amar al sapo, éste le era perfecto, pues no la veía sólo por ser bonita sino porque la amaba, la escuchaba y la hacía sentirse dichosa.
Una fresca noche después de haber charlado todo el día, la princesa se disponía a regresar al castillo cuando el sapo, le dijo, acércate hermosa que te eh de dar las buenas noches, y en un movimiento atrevido, le robo a la princesa un hermoso beso de su boca... la princesa quedó pasmada, pero ansiosa de ver que se equivocaba al ver al sapo transformarse en un príncipe azul, sin embargo, ésto nunca sucedió. Un tanto deslumbrada y desconcertada, fue a ver a una ninfa del bosque, a quien pidió consejo; la ninfa soltó a reír y le dijo que el sapo no podría transformarse en príncipe, por lo que la princesa, desepciondada, se fue a ver a una bruja a quine le pidió que la convirtiese en rana, para así vivir eternamente con su sapo preferido, y así sucedió.
Al ver el sapo a su bella doncella convertida en una rana, se alegró, pero no porque la princesa se hubiese convertido en rana, sino porque vio que pese a haber renunciado a su belleza física, su corazón seguía igual de hermoso que siempre, nuestro cuento culmina como todos, el sapo y la rana, se casaron en la boda más espectacular del reino, coronandose como los reyes sapo, pero... la enseñanza es que el amor y la belleza interna triunfan sobre todo lo material y físico. Colorín colorado, nuestro cuento ha acabado.
©Antonio Quesada Espinoza. Todos los derechos reservados.