Ya la sombra empuja el borde
afilado de la sombra.
Ya la mar brilla en acero.
Ya se eleva.
Y regresa iluminada por relámpagos
furtivos que anochecen
la espuma de las dunas
y acompasan su paso con el mío.
Está baja la marea, las barcas descansan en la orilla y me arrullo bebé bajo la arena.
Soy la madre que alumbra y soy la hija despojada de toda servidumbre que se nace otra vez recién nacida.