IMER DIAZ MINA

TENTACIONES

TENTACIONES

 

A una desconocida...

 

Todo fue insólita coincidencia,

y en un revés apartado de lo real.

La mente voló, la piel se crispó

y ambos atravesamos un mar de lodo

que nos embadurnó el alma y los sentidos.

 

su sexo blando y enjuagado,

exhaló un aroma tenue de luz;

un aroma álgido e inmortal.

Gastado o corroído por los siglos.

Sus ojos y los míos se urdieron

en un complot fatigante.

Fatiga en el alma, en el vientre,

fatiga en el cuerpo, el suyo y el mío,

Fatiga que terminó en un revoloteo de mariposas.

 

Pensé o pensamos en todo

Y en ese instante casi agónico,

Dios traspuso el universo frío,

Desnudo como nuestros cuerpos.

 

Fue sublime sentir lo tentado,

fue sensato realizar lo pactado,

y al final de un sendero de luces,

de idas al cielo, de angustias,

dibujamos sin trazos, un DESTINO.

Ya era de noche en pleno día,

habíamos sucumbido.

 

Noviembre 3 de 1998