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¡Necio yo!…

 

De vez en cuando me cuelo por una grieta de mi pasado…

tratando inútilmente de verte por ahí…

cruzando despistada por mi guarida,

y me angustio de esperar que suceda aquel milagro.

 

De cuando en vez regreso por nuestros instantes compartidos,

y te imagino bailando conmigo…trenzados felices,

dando vueltas interminables…flotando sobre un lago de cisnes,

con los brazos abiertos al cielo …intentando atrapar el viento,

como queriendo perpetuar el momento,

como ansiando paralizar este indescriptible sentimiento.

 

Te alucino permanentemente escabulléndote en mis sueños…

con esa algarabía tuya de sonreírle a la vida,

meneado perversamente las caderas,

con esa malicia al remojar tus labios rojos,

y la forma presumida de mirar…con esos tus malvados ojos.

 

Pero te advierto esquiva,

con una indiferencia convencida,

con la indolencia marcada por la negación,

tan distinta a como eras antes,

tan diferente a los tiempos coincididos,

con una frialdad de tempano de hielo,

insensible…

evadiendo cualquiera posible emoción,

enfriando la pasión por si se le ocurre arder de nuevo,

apagando el más mínima albor de ilusión…

huyendo hasta de tus propios latidos,

para que al corazón no se le escape algún suspiro.

 

Te presiento…insufrible,

como de piedra…impenetrable y dura,

como una muralla de apatía…

que se ha dejado convencer por el despecho…

que se ha dejado envolver de la amargura.

 

Impasible y distante,

más lejana de lo que pensaba,

te vas desvaneciendo de mis intentos;

poco a poco e inevitablemente…te vas haciendo extraña,

y yo me iré acostumbrando a aceptar tu olvido.

 

Pero de vez en cuando me cuelo por una grieta de mi pasado,

¡necio yo!…

con la mirada en el limbo…me doy cuenta…dolorosamente…

que hace tiempo…usted ya me había anulado de su destino.

 

¡Necio yo!…

con la mirada en el limbo…me doy cuenta…dolorosamente…

que hace tiempo…usted ya me había anulado de su destino.