Al Duborg

Calor Vinotinto...

 
Calor de Vinotinto...
 
Transitando por las franjas ancestrales de mi bandera.
La nostalgia me pregunta.
¿Dónde están mis abriles?
¿Dónde están mis abrazos?
¿Dónde están mis estrellas?
Un largo otoño me acompaña
hacia un interminable invierno,
con la esperanza de tener entre mis brazos,
una nueva primavera...
Las aguas turbias sanarán
y volverán a ser serenas,
y la piel resquebrajada ha de hidratarse
con los más lozanos manantiales.
Las hojas de los árboles palidecen,
el frío de la ausencia
me entumece el pensamiento,
solo hay esbozos en un jardín
de nostálgicos paisajes...
Las nubes sollozan, la lluvia ha llegado,
los relámpagos cada vez son más tenues
mientras los truenos ensordecen en silencio.
El techo permeable de la casa,
deja ver que es más recio el aguacero por dentro,
porque por fuera, porque por fuera...
Está seco.
 
¡Sin abrigo,
la soledad se hace fría
y solo los buenos recuerdos
logran encender la hoguera,
de esta casa abandonada,
con paredes sin pintura cubierta de grietas.
El gran samán de la casa
repudia a quien le hunde el hacha,
y sigue esperando de vuelta
cada trozo de madera...!