El Lobo y la Luna
En una noche hermosa de luna llena, próximo a unos rosales sin espinas, un muy bello ejemplar de lobo, de mirar sereno, pelo negro y brilloso, caminaba muy lentamente entre las rosas de múltiples colores y con fragancias seductoras.
De pronto la radiante luz que acariciaba todo el oscuro paisaje se disipó, la Luna solitaria bajó hasta los rosales y encontró a ese lobo de caminar lento y sombrío y al mirarlo a sus ojos, de esa mirada firme y penetrante, se enamoró.
El lobo al ver tanta belleza en su piel, tanta luz cálida en su cuerpo y tanta ternura en sus ojos, también su corazón sucumbió a los pies de ella.
Fue así que cupido los juntó y pasaron momentos maravillosos, no obstante, ninguno se dio cuenta de que el tiempo había transcurrido y muy tenue se insinuaban los rayos de Febo.
Ella tan solo atinó a tomar la sombra del lobo, a modo de abrigo protector de los rayos del sol que podrían hacerle mucho daño, y cubrirse para volver junto a las estrellas difusas que ya se marchaban.
Así transcurrió el final de esa noche tan accidentada. El lobo fascinado, enamorado y extasiado, antes de que ella ascendiera le preguntó: por favor dime tu nombre, a lo que ella le respondió: para ti seré tan solo Luna, sí tu Luna enamorada. Mi querido y amado Lobo.
Al llegar el día, este lobo volvió junto a su manada, pero se sorprendió, como lo miraban en su manada con asombro y algunos con mucho temor, pues comenzaron a señalarlo como si fuese el demonio; desorientado aulló con todas sus fuerzas y su manada quedó paralizada, a lo que les preguntó ¿por qué?,. ¿Cuál era la causa de su comportamiento, un silencio sepulcral cubrió a la manada, hasta que un muy pequeño lobezno, se dirigió hacia él y le dijo:
“Lobo has perdido tu sombra”, comprobando lo sucedido, éste se marchó para buscar en la noche a su amada Luna, al no encontrarla, con lágrimas en sus ojos, inició su aullido, mirando al cielo, esperanzado de que ella apareciera y le devolviera su sombra, al no aparecer ella, se inició a través de los tiempos el doloroso aullido con lágrimas, del lobo esperanzado de que alguna vez ella, apareciera y cumpliera su deseo, pero él desconocía que necesitaba de la Luna llena, para poder cumplir su sueño, así fue que todas las noches se siente a un Lobo aullar y se lo puede ver mirar al cielo, mientras ella, lo busca en cada rosa roja sin espinas que enrojecen los jardines del acongojado Universo.
Jorge Fontanero
11 de mayo 2023