I mov.
Paseando entre estas bulliciosas calles,
mis cansancios se hunde en los espacios,
entre cada piedra de este camino antiguo,
donde en algún apresurado siglo caminaste vos.
Estas callejuelas te vieron,
mientras caminabas despacio, silbando un vals.
Y la noche como buena amiga
se hacía pentagrama
y tejía tus notas con estrellas.
Así brillaban a media voz.
II mov.
Este León que lamentó tus ruinas,
tu León, ahora está vencido, y guardó tu canto,
en la pared blanquecina, junto al altar mayor.
Y ha olvidado que allí lo ha puesto,
ha olvidado quién sos.
Así como se olvidan los hombres
cuando parece que están más alto.
No vale más el nombre de un teatro
cuando su dueño, desapareció.
III mov.
Ya ha pasado el tiempo…
un siglo pasa muy de largo, huye.
En esta patria que te parió,
nadie te llora, nadie recuerda
al divino leproso que en su ternura
los abismos más profundos con el cielo comulga.
Con esa incurable tristeza que un día
ciñó de espantos tu cornetín
con el que todas las mañanas anunciabas la victoria.
El río Chiquito recibió tus lágrimas
en el pequeño torrente de armonía.
Un silencio, un pianissimo, un crescendo
y un fortíssimo de escasos amores.
Que entre corcheas, blancas y redondas floreció
Ahora, ven a bailar valses,
Viena se acabó, Viena es fatua música
y vos, un ruiseñor.
eres, Mena,
una página más de nuestra historia
llena de glorias, que en el baúl del olvido
hemos dejado.