Ramón Bonachí

El Águila y el Ruiseñor (Fábula)


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El Águila y el Ruiseñor.
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Llevada por los ecos ,de una bella armonía
que entre verdes parajes, alegraban el día:
bajó desde lo alto, con el viento a favor,
una imponente águila presa por un sonido.
En las ramas de un árbol, sobre el cálido nido,
soltaba alegres notas, un joven ruiseñor.
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Con halagos, el águila, comenta con euforia,
—Vente hasta las rocosas para alcanzar la gloria,
pues desde lo más alto todo lo podrás ver.
Ven sígueme y no dudes que allí el cielo es abierto;
escoltado por nubes o bien al descubierto,
se escucharan tus trinos, todos a mas poder —
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Dejar los verdes bosques por un cielo infinito,
era un preciado reto, seductor y gratuito.
Desplegando las alas, sin apenas dudar,
derecha hacia las nubes se fue el ave cantando,
con su dulce trinar, mientras iba volando ,
el ruiseñor subía dispuesto a nos bajar.
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En sus primeros ímpetus, al águila miraba,
la seguía tan cerca que incluso molestaba,
con unas ganas locas de ver y descubrir.
Y así sube que sube, feliz en su aventura,
el avecilla audaz, con su endeble figura,
pensó en buscar un sitio donde poder vivir.
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De pronto una neblina sin anunciar ensayos.
decide aparecer, con sus truenos y rayos
y desatados vientos gritando sin parar.
—¡Ay de mí!, ¿qué ha ocurrido? no veo casi nada
vuelo sin dirección, a la desesperada,
y encuentro que es difícil incluso respirar.
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La reina de los aires, orgullosa comenta.
—¿que es lo que te molesta de esta bella tormenta,
¿estás muerto de miedo por una tempestad?
regresa pues al bosque si estas tan asustado
que yo con las tormentas rugiendo en mi reinado
dejaré que mis alas vuelen en  libertad. —
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Cansada del esfuerzo, presa de la fatiga,
—¡Adiós!, exclama el ave, tu actitud no me abriga,
añoro cada rama del árbol que dejé,
el sabor a rocío despertando conmigo
y el vaivén silencioso del espigado trigo
que preso de mis ansias , subiendo lo olvidé.—
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El talento modesto no necesita altura;
querer más de la cuenta te lleva a la locura
cuando todo imposible no deja de morder.
Si alguna vez te dejas llevar por el engaño
y por ser imprudente sufres de cerca el daño
haz como el ruiseñor no dudes en volver.
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Fotografía y poema : Ramón Bonachí.
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Inspirado en la Fábula de F.J.Sala.