En la melancolía de la risa
en los ahogos de los buzos
de altamar, ahí
está una verdad
Halcones sofisticados
juegan a asesinar hormigas
y el átomo gira más alto
cada vez
Los minutos han enloquecido
y el asco se ha convertido
en mueblería vieja
La vergüenza se pasea desnuda
por los calcañares y mecetas
donde las víboras lavan platos
y cortan carne
Los mercados ya no son lo mismo
sin los payasos
y doña Clodomira se está masturbando
con un palo de acero reforzado
No, no, no, no, no, no, no
hay que aprender ha decir no
cuando es necesario
y tener carácter y saber hablar
cuando haya que hablar