El mundo ahora
parece una película.
Pero es tan cierta la dormidez,
la confusión encadenada
a los recuerdos no vividos,
no sentidos.
Intentas atisbar brotes de consciencia
que aquieten a esa mente imparable
y la devuelva a su dueño.
Mas los egos desbordan nuestras calles.
Solo queda iluminar desde el fondo.
Ver que la vida es melodía
que en mis pasos compongo.
Entonces, me veo despejado de tormentas
y la luna ilumina este estanque
donde veo la estampa del amor,
conmigo adentro.