Fuego avasallador y momentáneo
que atraviesa el cuerpo joven como
saeta hechicera dirigiendo sus pasos
directo al corazón.
Adolescencia bendita e ingenua
te fuiste a paso veloz como huyendo
de tanta tontera que se hace a esa edad,
que torpe y sencilla es esa edad... adolescencia sin retorno.
Cruzando bosques y valles, ríos y mares
huiste y en tu lugar dejaste a la responsabilidad
y seriedad de quién ya maduró, a veces se necesita
un poco de locura para no perder la cordura ¡ qué soltura la de esa edad!...
Años maravillosos para algunos y para otros años que agradecen de no volver porque a veces se necesita madurez para lograr entender, la gente mayor aún ríe y sueña recordando que una vez tuvieron esa edad y los jóvenes no saben qué hacer pues no saben pensar.
Yo simplemente estoy satisfecha con esa edad porque está que tengo es aún mejor que la de aquella adolescente ingenua y fugaz.
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