En el complejo laberinto,
de los amores y pasiones,
el fuego de la viva piel
fluye candente a borbotones
pierde pureza como diluida miel
es como un tsunami de instintos.
Se manifiesta casi extinto
la irrefrenable respuesta
del que sube a pie la cuesta
sin aplicar el muero o existo;
la caída es brava y dura
mientras el frío deseo perdura
y se va oronda toda pasión
porque se perdió la emoción.