ceam

nocturno III

                            

 

   Mi mirada se dirige

al abandono de la tarde

y persigue al arrebol distante

que huye cual fantasma.

   La noche vino

con su manto mortuorio

borrando imperceptiblemente

la estética del color,

y la soledad me acompaña

otro día hasta mi glacial lecho

de lobo sideral.

  El céfiro gira

trizando el silencio

con aterciopelada suavidad,

mientras la hechicera Luna

me dirige su sonrisa

de coqueta milenaria.

   Tarde, noche, luna,

soledad, silencio;

y un beso inmaculado

me envuelve con tibieza

hasta alcanzar el alba.