Cortina de poder
que cierra escenarios,
independiente de la historia
que estén desarrollando
los actores inconscientes,
tratando de interpretar
un libreto olvidado
de su obra teatral.
Lo amantes se retuercen,
se acarician y se besan;
y un público muy diverso
les aplauden y les motivan,
la osadía o indiferencia,
que plantean a la vida.
La tramoya, siempre vigilante,
no se pierde movimiento,
ni gestos, ni palabras
que estén fuera de libreto…;
no puede cambiar nada;
y esto, es su gran reto.
Baja de pronto el telón;
los actores, vuelven a su hogar…
a detectar sus errores,
tomar aliento y estudiar…
Y vuelta al escenario…,
confiando que su libreto…
no volverán a olvidar.
Entonces, ¿cuál muerte
es la que lamentamos
en nuestra perplejidad,
cuando la cortina baja
y el silencio se hace notar?…
¿La del actor o el disfraz?
Angel Miguel