Carmen Ubeda Ferrer

Sopa de Letras

 

Cuando deje mi aldehuela,

donde solo hambre se pasaba,

fui a la ciudad para servir de criada

a la casa de un apuesto poeta

que no podía pagarme

y vivía en la pobreza.

Me decía que yo era su inspiración,

su musa del Olímpo

la llamada Calíope,

por mi sencilla elocuencia.

Me enseñó a leer y a escribir,

conmigo se deleitaba,

y hasta me pedía opinión

para terminar unas líneas

o unos versos que, de tercos,

carecían de cadencia

o tampoco le rimaban.

¡Ay! ¡Pobre poeta mío!

Aunque muchísimo le quería,

y él mucho a mi me amaba,

de “sopa de letras”,

de estrofas y rimas

allí así se vivía,

y de hambre se moría.

Una mañana me despedí

de mi trovador

con el estómago vacío,

los ojos humedecidos,

y congoja en el alma mía.

Me marche a servir

a casa de un militar,

de un rango muy elevado,

nada menos y nada más,

que era un capitán general.

Acepte a quedarme sin paga,

tan solo por la comida.

¡Qué desengaño, Señor Jesús!

¡Qué desengaño, Virgen María!

Comían mejor que yo,

el loro, el perro y el gato.

Yo me mataba a limpiar

mientras los animales

como señores zampaban,

regalados como príncipes vivían.

De nuevo encontré trabajo

en una casa de mucha opulencia,

pocos dineros pagaban

pero mi corazón me decía que,

entre tanto despilfarro,

al servicio no le faltaría

buenas tazas de leche,

y pan recién horneado.

 

Otra vez me equivoqué

pues, las fámulas antiguas,

me pusieron de fregona,

se cebaban a comer,

y a mi me dejaban las migas.

 

Comer era mi obsesión,

hambruna se pasó en mi casa,

tanta hambre se pasó,

que siendo yo muy niña,

mi madre en un prado

fue enterrada porque,

de hambruna murió.

Estaba visto y comprobado

que allá a donde fuese

no probaría bocado.

Hambre por hambre, pensé,

me vuelvo con mi poeta

a comer “sopa de letras”,

versos, rimas y pareados,

que me llene de dulces besos,

y yo me dormiré en sus brazos. ♥

 

Carmen Úbeda Ferrer.

 

Valencia 25 junio 2023