A VECES ACONTECE LO QUE YA NO SE ESPERA.
Un rubor importuno más allá de la alquimia,
una voz, unos gestos y otra vez atrapado
en la dulce guarida donde aguarda Cupido.
Otra vez el deseo como si fuera junio
y estuviera la vida renaciendo de nuevo
en la extraña quimera que levanta la frente
recordando aquel niño que tenía mis ojos
y miraba asombrado el milagro del tiempo.
Estrenamos los besos con la misma torpeza
del primer escarceo con sabor a pecado
y ponemos de nuevo la emoción en remojo
a pesar de los años que pasaron cumplidos
y las muchas derrotas y los muchos naufragios.
Yo no sé si merezco esta nueva aventura
pero pongo en la empresa lo que tengo de humano
y me entrego vencido al calor de otro cuerpo
como todas las veces que el amor me ha tocado
con su brazo invisible trastocándome el paso.