Dureza de la piel ablandada en sus manos,
enjuta la paciencia prieta en esa templanza,
la cosecha de años colecta con bonanza
lo que con fuerza logran fundir los artesanos.
La sequía en la tierra, la sed en nuestra piel:
dos estancias del cuerpo nos conducen al mar.
Donde el tiempo no pasa sólo boya el pasar
y donde todo el tiempo es la luna de miel.
Dureza de los pasos y el suave interponerse
en lo vasto lo urgente, en los pasos letargo
si fértil lo frutal, muerte será lo amargo,
con néctar amasamos la savia de quererse.
El tiempo como el mar escrito en los papiros
surcando fue la paz abierta entre suspiros.
©JLGalarza