-¡Hola!
-Hola
-¿Que tal te va la vida?
-No me puedo quejar.
-Me alegro.
-¿Te alegras de que no me puedo quejar?
-Sí te quejas lo empeoras con lo bocazas que eres.
-Cierto, cierto. ¿Y a ti que tal?
-Tampoco me puedo quejar.