Una bar no me basta, pero en este día no hay otro lugar que me haga sentir mejor, no solo por la bebida, sino por su luz, su barullo, el humo que opaca la vista y ofrece destellos de agonía; mas no la agonía que mata sino la que quiere vivir, la agonía del rostro alegre que robándole un minuto al presente quiere dibujar su porvenir. Pero cuando la bebida se acaba, cuando la música calla, me encuentro con un pedazo de nada, pero sin el cual no podría seguir.