Freddy Kalvo

¡Ah la soledad!

Nunca estuve solo,

solo estuve triste

cuando tú te fuiste,

nunca estuve solo.

Sé que no hubo dolo

cuando te perdiste;

nunca estuve solo,

solo estuve triste.

 

Ahora lo digo

con mucha certeza,

tuve mi tristeza,

ahora lo digo.

Nunca fue un castigo

pero dio firmeza,

ahora lo digo

con mucha certeza.

 

Nunca tema nada

que el temor anula

si dolor emula

nunca tema nada.

Sé que nunca agrada

y no congratula;

nunca tema nada

que el temor anula.

 

Hasta los bemoles

en las partituras

tienen sus frescuras,

hasta los bemoles.

Son cual caracoles

con mucha hermosura

hasta los bemoles

en las partituras.

 

¿Para qué quejarse,

de las soledades

si hace que te enfades,

para qué quejarse?

¡Hay que levantarse

de las nimiedades!

¿Para qué quejarse

de las soledades?

 

¡Ah la soledad,

buena compañera!

Nunca desespera…

¡Ah la soledad!

Esa es la verdad

lo sabrá cualquiera

¡Ah la soledad,

buena compañera!

 

Oh, mi soledad

por ti estoy conmigo,

escucha qué digo

oh, mi soledad.

Donas amistad

y ofreces abrigo.

Oh, mi soledad

por ti estoy conmigo.

(J.L.G)