Hay días que clarean entumecidos…
tiritando de frío,
agazapados de la nostalgia,
sin apuro por levantarse,
con una desazón que abruma…
y una soledad que se engancha al corazón.
Hay día que nacen tristes…
con un silencio estremecedor que envuelve…
y un desobligo que convence,
donde el sol se ha apagado…
y el olvidó secuestro la pasión.
Porque hay día así,
de melancolía inundada…
de una ansiedad que condena.
Días con madrugadas de heridas abiertas,
que han resistido al insomnio…
pero no han superado la angustia.
Mañanas con un olor a despedida,
con un sabor a tortura,
donde todo parece que perece…
donde un adiós se escucha retumbar
con su premonición a muerte.
¡Caramba! …sí que hay días difíciles…
contagiados de tan temeraria apatía,
con una pereza asfixiante…
que fragmentan los deseos…
y que destruyen las alegrías.
Hay días… que no deberían existir.
Hay días… que no deberían existir.