Tantas veces me he señalado
el camino,
pero no he querido...
Porque las cadenas frías
prometían sosiego
en sus diálogos muertos...
La llave del corazón
las abre,
mas creo que perdí la pasión
a sentirme vivo.
¿Dónde está el niño
que me trae agua a veces?
Ese que me hace soñar
con nadar desnudo
en la charca que me vio crecer.
Puedo convencerlo
de que tome este corazón herido
y lo entierre en aquella tierra
donde nací.