Festejo hipando, con el nítido gemido de un lunes,
Que ya no sustentes, el vacío núcleo de mi corazón.
Sobrellevo, la falencia de tus blandas, lácteas caricias.
Extrañaré, las reminiscencias de nuestras tibias alboradas.
Ahora serás, un escueto árbol, más en mi paisaje,
Y tus palabras, solitaria brisa, que muere en tierra.
Te digo, que tu belleza será, una réplica de pintor.
Lógicamente, mal lograda, ilusorio boceto de error.
Recuerdo tus dóciles palabras tan dulces y mansas.
Eran como blando arequipe que sustentaba mi existir.
Ahora se han hecho lisonjeras picadas que no quiero borrar.
Analiza tu vida, corrige tus labios y enséñales la verdad.