Una mañana soleada te vi caminando.
Me llenó la curiosidad y te seguí.
El sol en la cara me estaba mareando.
Me desmaye y te perdí.
Esperando que siguieses ahí,
abrí los ojos y te empecé a buscar.
Dije algo susurrando:
¿dónde estará? ¿en qué lugar?
Me quedé sin esperanzas,
nunca volvería a verte.
De repente olvide todo.
Pero no, tu seguías en mi mente.
Algo me dijo que no desesperara,
que siguiese caminado y pasaría algo.
¡Sorpresa! Te vi la cara
y más tarde me cogiste de la mano.