Mis dedos ya no escriben para ti,
las palabras se han vuelto mudas y frías.
El amor que una vez nos unió,
se ha desvanecido entre sombras y días.
Las letras, antes llenas de pasión,
hoy yacen apagadas en el olvido.
Las frases, antes dulces melodías,
se han convertido en silencio, en despedida.
No hay tinta que fluya en mi pluma,
pues el corazón se ha vuelto distante.
Mis dedos anhelan la conexión perdida,
pero las palabras se desvanecen antes de alcanzarte.
Quizás los caminos se han separado,
y ya no hay historias que contar juntos.
Acepto que mis dedos no pueden escribir,
pues la historia de nosotros ha llegado a su punto final.
Pero en este silencio, encontraré consuelo,
y dejaré que el tiempo cure las heridas.
Aunque mis dedos ya no escriban para ti,
volverán a danzar y encontrarán nuevas vidas.
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