Una casualidad, una experiencia, una cantidad inimaginable de latidos en un solo momento.
Pupilas brillantes, emociones desbocadas, tiempo demasiado corto para ser real.
Sentía mi corazón una alegria desconocida, una sensación de triunfo, de aceptación.
El pasado arrastra mi pensamiento hasta el ahora.
Mirando la emoción desde un nuevo horizonte, con el sol destellando a mi alrededor.
Y así como sentí, aprendí.
Y sigo aprendiendo.
Aprendo cada día que no todas las personas son especiales.
Que mi familia es más importante.
Que he encontrado a mi alma gemela, sin tener que enamorarme.
Que los momentos duran poco, pero los recuerdos se quedan para siempre.
Y que tengo un corazón grande, que debo amar y valorar.
Sentí, aprendí y ahora, sigo de pie.