Dejaré que esta tarde cruce
como pasar una avenida sin voltear a ambos lados,
dejaré que el pesar sea una losa sobre mis hombros
sin el motivo quizás
de un triste desajuste.
Dejaré que el café se enfríe, para no quemarme el labio,
lo mismo que mi paso se pierda en
el andamio…
todo he de abandonar hasta mi aliento
que se esconde en las brumosas praderas,
dejaré que se esconda el escarabajo del recuerdo
entre mis letras.
Celebraré mi último poema
antes que el postrer suspiro se me acerque
-algo he de escribir
antes que me lleve la chingada-
(amor mío perdón se me olvidaba decirte que pase a buscarte
esperé un rato, luego te vi tan atareada de trabajo
que te dije…paso mañana)
¿pero en qué estaba…no sé? ¡Me lleva la chingada!