En el refugio de las palabras escondidas, donde el verso se libera y la pluma se enciende. Surge mi voz, como un eco en las heridas, con el ímpetu de un poeta que no se rinde.
Mi alma desnuda se vierte en cada uno de mis versos, en cada palabra brota un pedazo de mi ser, como un viajero que busca nuevos universos, escribo la vida con tinta y como un pintor que retrata su desdicha, trazo mi presente con tonos de melancolía.
Las calles que camino son testigo de historias guiadas al abismo del olvido por un rastro de alcohol y niconita.
Las voces silenciadas, las miradas desgastadas y los sueños contaminados de realidad, se pierden en el rincón del tiempo.
El viento sopla ausencia y susurra su lamento, mi corazón, en soledad, se interna tejiendo un poema oscuro y lento.