Estaba en mi siesta tranquilo
cuando de repente una identidad desconocida me toma de la mano sin pedir permiso, conociéndome a las profundidades del mar.
El trayecto era aterrador,
mi cerebro deseaba explotar y expandirse
en esas oscuras y frías aguas;
no lo hacia gracias al poder que ese ser portaba.
En ese viaje podía observar criaturas mortales, que el ojo terrenal no podrá ver ni estudiar jamás.
En ocasiones mi oxígeno se desvanecía
de mis pulmones, entrando a un shock
eléctrico temporal.
Lo miraba con desesperación, tratando de
comunicar que no quería seguir por ese camino; pero él simplemente sonreía sin preocupación.
Comenze a leer sus pensamientos
sus palabras eran:
El ser humano se arrepiente cuando ya es demasiado tarde, quieren ver primero para creer lo desconocido.
Es un regalo del cielo que sigan viviendo en la tierra.
Hay de billones de ellos que van rumbo al verdadero tormento eterno.
Ay, ay, ay de ellos.
al reflexionar de esos pensamientos de este ser desconocido concluyó que
aun hay tiempo de cambiar ese destino.
si crees en Jesucristo como tu salvador.
el unigénito del Dios viviente.
Mis queridos lectores, perdónamen por no escribir el resto, pero si lo hago me dirán que es puro cuento.