Si yo pudiera,
como los árboles,
tomar la luz del sol
y hacerla mía.
Amasar los fotones
como un pan clorofílico
que llevarme a la boca.
Si yo fuera capaz,
como los árboles,
de alzar mis ramas
hacia el cielo
en horas de bonanza
e inclinarlas después
frente a la tormenta.
Si yo supiera
aferrarme a la tierra
y aguardar en silencio
a que todo suceda
con la paciente calma
con que esperan los árboles.