En una esquina
había una maceta
con unas flores.
La casa triste,
con sombras de la noche
se despertaba.
Un gato rubio
dormía, soñoliento
en una hamaca.
¡Cuánta quietud
se muestra en esta imagen
encantadora!
En su interior
tenía habitaciones
y moradores.
Padres y abuelos
de bellos querubines
que descansaban.
Ojos cerrados
por sueños infantiles
de amor y paz
Cuerpos nerviosos
mirando a la ventana
y al nuevo día.
Y los ancianos
pidiendo un rato más
de dulce cama.
En una esquina
el día de hoy comienza
sin darnos cuenta.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/07/23