Las llamas de la muerte
hoy visitan esta piel
extrañado y a su suerte
el asiento firme de este fiel
La fatalidad ha desterrado
otrora fiera e incrustada
al fiero encuentro con mi Amada
la Flor que reina en este prado
Mi pecho ahora aguarda
tu pétalo llameante
escribo solo un ruego
- Haz que arda.
Y no se apague nunca más
Sólo así seré el amante
que ora digno de tu fuego
evapore las aguas del Leteo