Acostumbrado a las fuertes emociones, a las repentinas y constantes desepciones, y como no mencionar las tajantes despedidas.
Personas que llegan a nuestra vida con papel de maestros, los cuales su estancia dura lo que dura la lección. ¿Es fuerte no? Tener que aceptar que no somos dueños de nada y peor aún lamentar su ausencia por no haber aprendido la lección. Y es que cuando somos concientes de ello aceptamos un \'adiós\' sin dolor, sin importar el método de enseñanza que uso dicha persona, pues también debemos saber que no todo ser humano que llega a nuestras vidas trae con sigo una lección como intención para con nosotros pues es de entender que no todos son felices con lo que son ni con lo que tienen, son seres que sin duda se olvidaron de si mismos, personas son privados por sus demonios.
Personas como cualquier otra que habite este planeta. Dicho esto no quiero decir que me siento diferente a ellos, somos tan similares, pues aún soy prisionero de mis impulsos, ya que el que no es capaz de controlarse a sí mismo no conocerá la verdadera libertad. Al menos eso dice Pitágoras.
Lo que quiero decir es que todos platicamos con nuestros demonios y que si, todos somos iguales pero lo que nos hace ser diferentes es que unos nos levantamos cada mañana dispuestos a combatir a esos demonios, mientras que que otros se vuelven sus esclavos y aliados. Nunca olviden que nadie sabe para quien trabaja, pues la serpiente siempre cambia de piel para volverse una más grande.
Esto fue lo que encontré en mi bello caminar donde mi punto de partida fue la locura y mi destino será la cordura.