No fue suficiente el vendaval para hacer temblar el árbol
Ni la desnudes del cuerpo para aprisionar la frescura de la noche
O la redondez de los ojos para ascender a la luna llena
Ni la simetría y voluptés para descubrir la delicadeza de la figura
Sentado en el pórtico, buscando la insolencia de la noche
los astros en el firmamento giraban en su luz
con la lentitud cómplice de los sueños
que imaginan tu figura durmiendo en mis rodillas
cobijada por el frescor de los afectos
y la delicadeza de mis palmas que acarician tu epitelio
Pareciera que la oscuridad nos está devolviendo los cuerpos
flotando como polvo iluminado de estrellas
con la respiración sumida en la oquedad
del deseo que te descubre morando en mis rodillas
y una luna blanca abrazada a mi respiración
envuelta en la anarquía del espasmo que provoca
No fue suficiente la pasión para alimentar el deseo
Ni caminar de puntillas para dedicar un beso furtivo
O el paso de los días para resucitar en tu vientre
Ni mi abrazo de amante para tu pecho lactante
Miraba la tierra desde tu galaxia de madre
Como el suelo fecundo donde germina el retoño
O la escarcha en el pasto que anega esperanzas
Con la escena infinita de tu hijo en tu pecho
Y tú voluntad incesante para forjarle los sueños