esthelarez
sEdUcCiOnEs Poema 111
sEdUcCiOnEs (poema 111)
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Es que un día me encontré con esos ojos…
de profundo y calmado su mirar
y otro día me topé con su color…
de la miel que derramada con brillantes adornada
centelleante me embriagaba…
seducciones… de ocasión… con brillantes a montón…
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Y mis ojos caminaron… lentamente recorrieron
los carnosos rojo sangre que bordea un corazón
que se agita con pasión… si succiona la palabra
y también cuando la mece en la entrega de canción,
se despierta aquel rosal… que sin el viento se estremece…
en seducciones… sin acción... el corazón late en sus labios…
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Son sus manos bien cuidadas, reposada su actitud…
son muy cálidas y afables al contacto de mi piel…
con promesas seductoras sin palabras,
muy sensual es la ilusión… de mensajes sin hablar
con sus manos en mi espalda y se agita un corazón…
se desboca la razón… sin esperar condición…
en sus manos… hay seducción…
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El mensaje está en su cuerpo… con soltura, muy seguro,
de apariencia singular… él, se mece en su andar
con su ritmo peculiar… con la venía…
luego invita a pasar… retirando su sombrero,
él inclina su cabeza y hace tierna la entrega
de fragantes margaritas… en manojo de frescura
y su color me favorece…
La seducción… está en su andar y también ser caballero…
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Al final de la jornada al llevarme a descansar…
con su charla tan amena y su grata compañía
cuando escucha mis palabras, concentrado va calmado
conduciendo por la urbe, en paseo citadino
deseando no acabar ni llegar a un final…
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disfrutando el movimiento de cada giro del timón,
para poder conversar de las cosas que vivimos
y opinamos sin callar… eres hombre,
hombre amante, muy intenso, no ingenuo…
coincidimos al hablar… en respuesta al preguntar…
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los recuerdos son la vida que suspiras al vibrar
de vivencias que has tenido… con la entrega
y el amar… y en cada frase de explorar…
que el futuro, en su tiempo ha de llegar…
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la vida le ha colmado de energía
y seducción… a disfrutar sin parar…
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y me entrega margarita solitaria
para luego deshojar tratando de adivinar
si me quiere mucho más.
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Para al final seducir:
su actitud de caballero,
con sus ojos caramelo y diamantes al mirar,
con su boca y su ritual y su pausa al conversar,
con sus manos celestiales que produce
el desgarre de una gran arpa musical,
con su venia al invitar y sus frases en susurros
cual la mar que se abalanza al horizonte a besar…
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Tú… seduces tal y cual.
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Tomado de “Seducciones. Poemas”
© R.D.A. Esther J. Londoño Arbeláez -esthelarez- de Colombia