QUE NO CALLE EL RUISEÑOR
Se va perdiendo el recuerdo,
en la intricada vorágine,
en la que está el ser inmerso.
Se ha perdido ya el latido,
que hace un instante latió.
Ya el pasado lo ha engullido.
Canta el ruiseñor, y el ruido,
se apodera de su canto.
Se va apoderando el ruido,
del cantar, que es su pasión.
Se olvidaron de su encanto,
que va quedando en rumor.
Y aquellos cantos de amor,
que en el pasado sonaron.
Fue el tiempo difuminando,
como se esfuma el vapor.
Y ya los tiempos volaron,
como saeta en el viento.
Pero se quedan fragmentos,
grabados bajo la piel.
Un rosario de recuerdos,
que, indelebles, se quedaron.
En la balanza, está el fiel,
que da el peso verdadero.
El presente ya se pierde,
como se pierden los años.
Y fue antaño, lo que fue.
Que ya el pasado no vuelve,
pero, surcos, va dejando.
Aquel vuelo, ya voló.
Y al trinar el ruiseñor,
deja estelas en el tiempo.
La belleza del recuerdo,
que acude, al oír otro trino.
Traen los vientos los olores,
y los ausentes sonidos.
Que no calle el ruiseñor,
aunque se pierdan sus trinos.
Ángel L. Pérez ®
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13/07/2023