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Dejar(se) de tonterĂ­as

Dejar(se) de tonterías

Vivir es tan fácil como dejarse de tonterías.
Algunos llamarían vanidad, otros miedo o ignorancia.
Yo, que escribo, llamaré tonterías
para referirme a aquello que debes dejar para poder vivir,
Sí, dejar, porque estás lleno de eso.


Espero, caro lector,
que no esperes que en estas líneas te explique con minuciosos detalles
que son las tonterías y qué hacer para dejarlas.
Pero si así fuera, no pasa nada, es tu día de suerte.
He ahí un claro ejemplo, una manifestación a lo grande de una tontería.


No escribo para ti, atontado.
Escribo porque la mano me lo ordena.
Así como puedo instruir, puedo confundir.
Enlazar aleatoriedades con refinada retorica
perfumar estupideces con el olor a tus deseos,
que no son precisamente ni de rosas, ni de jazmines.
¿Ves cómo es fácil guiarte a respuestas correctas
de preguntas equivocadas?
¿Sigues aquí?


Cuando quiero escribir, escribo.
Cuando quiero parar y observar en el blanco papel
la sombra de la mano que sostiene el lápiz, así lo hago.
No me mires, no me juzgues… Mentira, júzgame si quieres
Jamás entenderás lo que soy, lo que tengo
y no dejo de dar y esparcir a los cuatro vientos.


Eres un atontado, y cuando quieras vivir,
porque hasta un atontado como tu un día 
se dará cuenta de que sus días no tenían vida.
Para entonces, ya será demasiado tarde.


Sabemos las mismas palabras,
conocemos las mismas reglas gramaticales,
pero no hablamos el mismo idioma.
Nuestra retina capta la misma imagen,
pero vemos mundos diferentes,
las vibraciones se nos traducen en los mismos sonidos,
pero no oyes la música.
¿Cómo podrías bailar?


Si escuchas ¡Vuela!
Recibes el orden de buscar medios de transporte alternativos
no tan peligrosos 
Tras analizar todos ellos, e incluso inventar un par más, decides,
con todo el conocimiento de causa, que la mejor opción es volar.


Entonces empiezas tu búsqueda por expertos del vuelo,
y por experiencias de personas que volaran alto,
también de aquellas que terminaron en graves accidentes.
Y te inspiras en los pájaros, en los aviones y en el Superman.
Te olvidas de que siempre tuviste alas.


Yo, por otro lado, antes de escuchar el adiós
de mis seres queridos, ya había saltado.
Abrí mis alas y fui pájaro, avión y Superman.


Mientras quieres saber cómo se hace,
a mí, solo me interesa saber que puedo.
La cáscara empieza a romperse, ¿lo entiendes o lo traspiras?
Es demasiado para ti.


Tienes por vez primera algo por qué luchar.
Pero el mensaje que recibes es el dolor de espalda,
pesadumbre de párpados y sueñito rico.
Mañana sigue el olvido.
Este es el orden, olvido, muerte.


¿Ya encontraste mil y una maneras para desestimar todo este delirio?
No esperaba menos de alguien tan inteligente.
Tan solo no te preguntes que haces aquí a estas horas
intentando leer lo aún no escrito.
Quiero decirte más, mucho más.
Ya es suficiente por hoy.


“ Las palabras que quieres leer, todavía no pueden ser escritas, por favor, regrese más tarde”