Freddy Kalvo

Tú dijiste...

 

Tú dijiste: ¡Yo te quiero!

No sé si aún lo recuerdas,

no sé si ya lo olvidaste.

Tú también dijiste: ¡Espera!,

esa mañana de invierno

que con viento y lluvia fresca

tu cuerpo, puso muy frío.

Y pediste, te cubriera,

con mis brazos, con mi abrigo,

cuando amarte era mi lema.

 

No digas que eso no es cierto,

ni digas que no me piensas,

si cada noche tú buscas

en tu historia, muchas huellas,

son tatuajes de mis besos

que tu piel aún la queman,

cuando vuelven los recuerdos,

los recuerdos que te quedan.

 

¡Ah mi tierna luna hermosa,

oh mi bella luna llena!

¿Qué quieres que te recuerde

de tu hermosa primavera?

¿Acaso aquellos paisajes

con sus blancas Azucenas;

o las merecidas noches

que viajaste a las estrellas

con la nave de ansiedades

que ahuyentaron tus quimeras?

 

Sé muy bien que el tiempo pasa

como las aves que vuelan;

sé muy bien que pasa el tiempo

y te deja: «cosas buenas,

cosas malas y hasta heridas,

que se borran, o se quedan,

porque se queda en la historia

lo vivido, aunque no quieras».

 

Es el tiempo y son los años,

como nubes pasajeras;

son las horas, los minutos,

que avanzando desesperan

en silencio por las noches

donde las sombras aterran,

si el mutismo en ti persiste

aunque no es lo que quisieras;

pero pesa más tu orgullo…

¡Qué expresar que me deseas!