Te extrañé y lo sabes, aunque nunca te lo haya dicho entre murmullos se escuchó.
Escuchar tu nombre era similar a tener una daga en el corazón.
Y aunque todo termino siendo inevitable, fue mi perdición.
Me hice la ilusión de que te quedarías y no me dejarías sola.
Ya no sé qué hacer ni que sentir, pues esa fue la excusa hasta que se volvió real.
Tantas promesas que nos hicimos y ahora mírame completamente sola.
Y si algún día te arrepientes no vuelvas por favor, por qué no quiero creer que lo nuestro pudo haber sido eterno.