Antes que el olvido me tienda su acecho,
se secarán los mares, perdidos en desvelo,
los frutos de los huertos se desvanecerán,
y el relámpago y el trueno callarán en su anhelo.
Antes que el olvido llegue, sigiloso y certero,
el otoño invadirá mis adentros sin demora,
las primaveras serán tan solo un recuerdo efímero,
y hojas secas se posarán en mi pecho como aurora.
El mundo encontrará su fatídico fin,
los cielos se desplomarán en abandono,
y el amor, que se creía eterno sin confín,
se extinguirá en suspiros ahogados y rezongos.
Versos marchitos y gotas mustias borrarán,
tu nombre en la memoria y en la libreta,
hasta que el olvido haga de mí su hogar,
y en la penumbra se desvanezca mi meta.
Pero aún en el crepúsculo del recuerdo,
resiste el latido de un corazón en desvelo,
y en cada suspiro, tu esencia perdura,
en las sombras y en los sueños que perduran.