FECUNDIDAD
Desnudo el amor, henchido de misterio. Desnudos sueños,
fundiéndose nuestras almas ardorosas entre dos pieles,
y esa brisa, la más suave, que cedió al íntimo deseo,
y acompañó con fervor, antojos de la vida naciente.
Cuando la luna asomó para darnos su magia plateada,
y lentamente empezó a caminar entre el ramaje en sombras,
hiciste aletear en mí los sedientos pájaros de tu alma
cuando en tu vientre se dio el temblor de la vida gota a gota.
La brisa en su constante balbuceo, derramando polen,
entrelazó el aliento de los \"te quiero\" envueltos en llamas
tornando en fruto, lo que el amor vierte y la vida recoge.
El río fue llevándose el cansancio de tanto derroche,
la luna sembraba caireles plateados sobre las aguas,
y en tu vientre despertaba una gesta de nueve estaciones.
Ángel Alberto Cuesta Martín.