El dolor,
es un momento sin color
a veces tan gris, como sin sabor
vivo en el corazón con un fuerte ardor
siempre tan vacía, sin ninguna razón, para existir.
Dolor de su ausencia, dolor de sus palabras,
dolor de su manera de tratarme como el montón,
dolor de ya no ser su luz ni un motivo de luchar.
Cada noche, en cada estrella ruego por su amor,
pero no existe más sus ganas de continuar,
más fatal que nunca su manera de ignorar, su forma de alejar, su modo tan rudo de hacerme tan insignificante en su caminar,
cada noche es más tortuosa que la anterior,
cada noche se vuelve una incanzable forma de no poder estar en paz en alma y corazón.
Fueron sus noches al cautivar,
que no me permiten pensar, ni tampoco olvidar, tampoco avanzar, ni volver a cantar.