Desde la más leve flor
hasta las cumbres más altas,
el universo entero se contagia
del alma de la luz que lo sustenta.
La luz contagia al mundo
la forma de las cosas
y la materia toda se contagia
del fulgor de la luz
cuando se expande
refractado en el aire
y reparte su amor sin miramientos
a todo lo que toca
con su inefable halo de ternura.
la luz es contagiosa,
como el amor de dios,
como las esperanzas
y el aire de los sueños.