Y fuiste tú Padre Todopoderoso
Creador de cielo y tierra en el principio,
Omnipresente Dios entre las sombras,
Quien deseara la luz…
Y la luz hizo.
Quien separó los días de las noches
Estableciendo la ley del equilibrio.
Quien del mismo polvo saca al hombre
Condenándolo a volver al polvo mismo.
Aquel que ordenó…
¡Creced! ¡Multiplicaos!
Y a Eva desterró del Paraíso.
Quien nos habló del bien y el mal
Y sepultara a Satán en el abismo.
Quien le diera a Adán la paz del cielo
Y el Caos a sus Ángeles Caídos.
El que nos regalara el Universo todo
Sabiendo que podemos destruirlo.
El que guía aún este rebaño humano
Donde bestia y hombre...
Son lo mismo.
Ese Dios al que algunos le atribuyen
El poder de estar en cualquier sitio,
El mismo Dios… que muchos aseguran,
Que si nadie lo vio…
Nunca ha existido.
Ese Dios, que a la hora de la muerte,
Le ilumina al hombre su camino
Y tras su luz él marcha penitente,
Sin vida…
Con fe…
¡Arrepentido!
Lara Ribero