Para las personas más importantes de mi vida.
7.5.23
Entrañables hijos.
Lo primero, deciros la gran admiración que siento por vosotros.
Hace unos días, cuando mi mundo dio un vuelco y se fue al garete con todos mis proyectos, nuestras vidas mudaron a negro, sobre todo las vuestras, era como si una gran bola gigante nos envolviera y se lanzara ladera abajo.
Quiero pediros perdón por todos y cada uno de mi errores y por no haber sido la madre que merecen unos hijos tan maravillosos como vosotros.
Estoy segura de que superaréis todos los obstáculos que se os presenten en la vida. Si habéis podido sacar a vuestra madre de esté atolladero, podéis con todo.
Me siento la madre más afortunada del mundo por tener los mejores hijos, tan buenos, que pienso que no os merezco.
En estos días de aislamiento recuerdo que lo mío por vosotros, fue amor al primer contacto.
¡Era una sensación tan extraordinaria! Cuando notaba vuestros movimientos en mi vientre, sentía que un pequeño ser crecía dentro de mí. Este es el milagro más grandioso de la creación: notar que otro corazón con ritmo propio latía gracias a mi sangre y aliento. Saber que después de los nueve meses respiraríais por vosotros mismos independiente, pero que era yo quien os cobijaba en mi cuerpo protegiéndoos para que ni el más pequeño golpe os molestara y sentiros día tras día, creciendo en mí, también aumentaba las ganas de teneros en mis brazos.
Recuerdo las huellas que quedaron en mi corazón cuando con vuestras manitas cálidas acariciabais mi pecho, era como no queriendo separaros del albergue de amor que era para vosotros mi cuerpo.
Quiero que seáis siempre personas honestas y luchadoras, de acuerdo con el ejemplo que me habéis dado de saber superar todas las trabas que la vida os pueda poner.
Continuar siempre unidos y apoyaros en todo, porque cuando yo falte sólo os tendréis a vosotros. Para mí habéis sido la fuerza que me daba la capacidad para continuar por los abruptos caminos de mi vida.
Después de muchos años de ser vuestra madre, hasta hace unos meses no era consciente del enorme tesoro que estaba guardado en la palabra “hijos”.
En este tiempo se ha producido un terremoto en nuestras vidas, sobre todo en las vuestras, pero me habéis dado el cien por cien de la entrega y amor que los hijos pueden dar a su madre.
No ha sido nada fácil, sobre todo por mi rebeldía de creerme autosuficiente y pensar que los hijos los tenía sólo para presumir de ellos (nunca pensé lo útiles que pueden ser en situaciones límite).( si consigue librarte de pasar por la gasolinera)
Llegado el momento clave, una rotura de cadera por una caída provocada por una ciática que me deja durante unos largos meses en silla de ruedas, cuando la razón está como perdida y hasta se hace difícil la conexión con la realidad, se siente que no eres nada más que un monigote. Pero nada, ahí habéis estado vosotros para sacar a vuestra madre del volcán en el que no era consciente que me encontraba.
No sé cómo mostraros mi inmenso cariño, sólo comparable al agradecimiento que siente esta madre abrumada por las muestras de amor y la voluntad de ayudarme que habéis derrochado conmigo en todo momento. No sé lo que me queda que estar con vosotros, pero nunca podré devolveros ni una pequeña parte del esfuerzo que habéis puesto vosotros en mi cuidado.
Sólo me queda deciros que os quiero como si os hubiera parido, que más no se puede querer, sois mis personajes favoritos y mis seres más queridos.
Y tengáis la edad que tengáis siempre seréis mis bebés. Esté donde esté, vuestra madre os admira y os ama.
Una madre agradecida.
Carmen