Amada mía…qué alegría,
te encuentro mil vidas después…aquí…
en mi deshabitado espacio de soledades,
en el alejado universo de mis silencios…
donde solo residen mis incertidumbres,
donde reposan mis sueños incumplidos.
Aquí…en este caos de pasiones reprimidas…
que se dejaron convencer del infortunio,
aquí…donde pernoctan mis agotados lamentos.
¡Me sorprende tu presencia, amada mía!…
mi dulce perdición…mi extravío…
mi más atesorada pertenencia.
Amada… princesa de mis noches de desvarío.
¿Qué me cuentas amor mío?
¿Cuánto tiempo has recorrido?...
tal vez medio millar de noches y de días…
atravesando tormentas impetuosas…
y derrotando huracanes vehementes,
pero decidida a llegar aquí…
a ofrendar de ti…tu corazón herido.
Bienvenida amante perdida,
yo te esperaba con la hoguera prendida…
y el vino añejándose en mi guarida,
te esperaba ayer…y si no venías hoy…
te iba esperar el resto de mi vida.
¡Qué alegría siento princesa de mis delirios!…
que gozo saber que estés aquí… en el portón de mi morada…
a punto de cruzar a la eternidad de mi plenitud,
a un paso de entrar en mi recinto de paz…
en este infinito de emociones ufanas.
Que contento estoy en este esplendente día,
el júbilo invadió mi alma…cuando me entere de tu llegada.
Julio 15 del 23…vuelves a aparecer en mis ensueños…
como un espejismo construido de verdad,
como una razón constituida de paciencia,
esa ilusión perdida…que ha vuelto a aparecer…
en este verano de sensaciones renovadas.
Bienvenida amor anhelando…
amada mía…
tu que has sido mi dulce fantasía,
el real motivo de mi locura…
el suspiro dilatado de esperanza,
el fuego ardiente que a vuelto a encender mi vida.
Bienvenida a tu casa…princesa adorada,
no sabes cuánto mi corazón te extrañaba.