¡NADIE!
Nadie puede alcanzarte,
Maestro.
Nadie jamás
tocará tus secretos,
tus palabras
que restauran.
Derramadas
en la orilla de tu paz,
quisiera recogerlas
en mi frágil verso.
Como bruma son
en la flor
de mi pensamiento,
como aguas
que viajan lentas.
¡Ahora estás
tan cerca!
Nadie puede alimentar
las almas
hambrientas.
Nadie tiene tus dones
posados en tu ser
como blancas
mariposas
en un huerto.
Para este atardecer
es tu silencio.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amado
Señor Jesucristo
De mi poemario
\"Tu luz y mis versos\"
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