Busqué tu mano
que estaba en la distancia
pidiendo amor.
Una caricia,
temblando, te enviaba
con mi silencio.
Buscaba el lago,
con ojos soñolientos,
en la mañana.
Y los latidos
silentes de las aguas
me respondían.
\"Toma su mano,
entrégale tus besos
y sé feliz\"
Lloraba el cielo,
con gotas de garúa,
como sollozos.
Y tú sentías
la fuerza de la sangre
correr por ti.
\"¡Cuánta ternura
había en esta imagen
y cuántos sueños!\"
Esto decía,
con dulce taquicardia,
su corazón.
Rafael Sánchez Ortega ©
14/07/23