Es tétrico este trance, que anímicamente cercena
mi aliento para seguir dando pasos con torpeza
hacia lo arcano de mi destino que tanto afano
y prefiero refugiarme en mi nido
sin dar señales de que vivo a los vientos,
hasta que se termine en mí el desconsuelo
y mi porvenir tenga una luz más atiborrada.
Consciente estoy, de que son efímeros los arrebatos
en las congojas cuando se anidan en mi interior
y se me privan los arrumacos bajo la palma,
ahí en donde suelo tener lo mejor de mis brevedades.