Frialdad de luna escondida
Enciende mis infiernos.
Melodías que no quiero escuchar,
Sangre que derramo, que me ahoga.
Serpenteo entre la gente, abrumado,
Mientras todos siguen, yo perezco,
Sin testigos, sin miradas, sin juicios.
Ah! esa oscuridad es indeleble
Agota mis contornos, borrando la sombra,
Y así fantasmas propios, antes nulos,
Se hacen autónomos, fuertes, longevos.
Así soy muerte, aunque viva entre muchos.
Y del rabillo de mi ojo estiro quimeras
Para ilusionarme como que aún vivo.
Desorden, caos, putrefacto encuentro,
De mi vacío, con el mundo lleno.
Y arrastro alas que nunca tuve.
Supe antes que nadie, que no volamos,
Que no trascendemos, solo nos arrastramos.
Y ni siquiera en sueños somos aves,
Apenas miradas que elevamos.
Ahora, entre vivo y muerto,
Sé que no soy aquello que pretendí:
Apenas una gota, cuando me creí mar.
Ahora, pacientemente espero,
A esos que vendrán, aquellos que verán
La situación de muchos, la de todos,
Esas que ahora revelo, que descubro,
Que no somos más que anhelo,
Mas que potencia, de nula realidad.